Matar políticos en la ficción para no hacerlo realmente
El estreno gerundense de la serie “La revolución de los Ángeles” genera una profunda reflexión sobre el sistema actual
04.04.2014 | 7:47
DEBATE EN GIRONA. Después de Barcelona, GIrona es la siguiente parada para presentar en sociedad “La Revolución de los Ángeles”, una serie que pretende sacudir a la sociedad con un mensaje actual y osado a partes iguales: la muerte de políticos corruptos a menos de enfermos terminales que lo han perdido todo por culpa de la crisis. La serie se estrenó en el Espai Caixa i está financiada, en gran parte, por el Colegio de Médicos de Girona.
Girona | F.BENEJAM Cuando Sofia del Valle, enferma terminal de cáncer, viuda con tres hijos y empresaria que lo ha perdido todo a causa de la crisis, clava un bisturí en el cuello del ministro de Sanidad César Barrientos – un hombre calvo, bajito y con intereses económicos en la sanidad privada-, lo hace por un motivo: la desesperación. Éste es el elemento continuo que planea sobre la serie de ficción “La Revolución de los Ángeles”, un trabajo colectivo de micromecenaje que ayer fue presentado en sociedad en Gerona.
El personaje de del Valle es un claro reflejo del sufrimiento y la rabia que muchos ciudadanos sufren actualmente como consecuencia dela crisis económica, y también de las acciones de nuestros gobernantes. De la misma forma, Barrientos es muy identificable dentro de una casta política que hoy existe.
Gente que no tiene nada que perder – porque está sentenciada- mata políticos corruptos e inicia una revolución llamada a sacudir las imperfecciones y estructuras carcomidas del estado actual. Es sin duda un mensaje radical, llevado al extremo. Pero sirvió para que ayer, en el Espai Caixa de la plaza Poeta Marquina, asistentes de toda clase hiciésemos un paso más allá y reflexionásemos sobre la situación que estamos viviendo.
La proyección de la película iba acompañada de un debate posterior con un representante del mundo empresarial –Joan Casadevall en representación de la FOEG-, el mundo judicial- Fernando Lacaba, presidente de la Audiencia de Girona-, y médico –Benjamí Pallarès, presidente del Colegio de Médicos de Girona-. También periodístico, ya que el ideólogo de la serie es un trabajador de la información como Oriol Clavell, y artístico por parte de los actores y actrices presentes en el acto. En la sala, en cambio, no había ningún representante del mundo político.
Y su misión fue construir con reflexiones y argumentos una idea de cambio que en la ficción se construye a base de asesinatos. Lacaba por ejemplo, optó por una revisión del sistema penal, admitiendo que existen ciertas legislaciones que ponen palos a las ruedas del correcto funcionamiento democrático. También instó a los ciudadanos a resolver las desigualdades votando en las urnas “a nuevas formaciones, con ideas nuevas y gente joven”.
Para Clavell, en cambio, es la casta política la que tiene una clara responsabilidad en la situación de crisis de mucha gente, y en el crecimiento de las desigualdades: “cada uno tiene que hacer algo para cambiar. Tenemos que pedir compromisos de base”. Suscribió las palabras su compañero y director de la ficción, Marc Barbena al decir que: “todos tenemos la obligación de juzgar a nuestros políticos y nos tienen que escuchar. Los que pueden hacer grandes cosas son ellos”.
Una visión diferente la dio Casadevall. Para el representante de la FOEG los políticos pintan poco en una sociedad donde las decisiones se toman a nivel económico. Y recordó: “El año 2004 había la misma corrupción que ahora, pero solo los que estaban fuera se quejaban. Cuando el dinero corre la gente no dice nada”, dijo para justificar que la deriva que nos ha llevado a la situación actual la hemos creado “un poco entre todos”. Pallarès entró en el debate reclamando la necesidad de hacer una “parada honda”, y revisar la historia para evitar que se repitan episodios como éstos. No solo las personas sentadas en la mesa entraron en el debate. El público también participó con ideas como ir hacia una democracia participativa, para que los políticos tengan “miedo” de las personas –en el sentido de que escuchen sus propuestas y tomen conciencia de que es el pueblo quien debe tomar las decisiones-.
Nadie justificó la violencia que se ve en la serie. Nadie, ni en Barcelona –Los cines Girona se llenaron completamente durante el estreno- suscribió los desesperados impulsos asesinos de los enfermos terminales. Todos captaron el mensaje, y de esto se trataba: “matar políticos en la ficción para no tener que hacerlo realmente”.