Adiós al trabajo
“El fin del trabajo”, así se titula un libro editado en 1995 por Jeremy Rifkin donde predecía que el mundo laboral tal y como lo conocemos había muerto. Según el escritor el mundo se dividirá en dos clases sociales muy diferenciadas: una élite que controlará la economía global y por otro lado toda la inmensidad de la población, educada en universidades a conciencia para que deseen pertenecer a una clase social que solo se mostrará en la televisión. Esta masa estará condenada a la precariedad laboral y a la economía de subsistencia.
Parece que la predicción ha acabado convirtiéndose en un hecho. Es curioso observar cómo ahora puedes tener una jornada laboral de 40 horas y seguir siendo pobre. Lo peor es que no hay posibilidades para salir de ese colectivo, los estudios ya no te garantizan una vida digna, ni un trabajo, solo la posibilidad de ser un mileurista en el mejor de los casos.
Esta situación se ha traducido en un jaque mate hacia una generación que no está acostumbrada a la pobreza, ni siquiera saben qué es. Los medios de comunicación se han encargado de equiparar la pobreza a tener el estómago hinchado por no poder comer. La miseria en las grandes urbes no es algo que venda, camuflada entre tanta marca y riqueza acaba convirtiéndose en un fenómeno invisible.
- Solución: La Tercera Revolución Industrial
Para Jeremy Rifkin este problema solo tiene una solución: abandonar el modelo agotado de la Segunda Revolución industrial y abrazar una nueva Revolución. Para el escritor la salida de la crisis española está en las energías renovables. En una entrevista publicada en El País, Rifkin plantea una revolución basada en 5 pilares que define de la siguiente forma:
“El primero: La UE se ha comprometido a que el 20% de su energía sea renovable a partir del 2020. El segundo pilar se basa en la recolección de la energía verde. Las energías renovables se encuentran en todas partes; en el sol, el viento, las olas, incluso en la basura. Tenemos suficiente energía limpia como para proveer a la raza humana hasta el final de la historia, pero, ¿cómo la almacenamos? En los edificios. El objetivo es conseguir que cada edificio en Europa y España se convierta en una pequeña planta de energía verde que lo haga autónomo para que no necesite ninguna energía extra. El pilar tres se basa en lograr un almacenaje óptimo para aprovechar al máximo esta energía. El cuarto pilar es Internet, que se convertirá en el sistema nervioso de esta revolución. En la Tercera Revolución Industrial las tecnologías de la comunicación convergen con las nuevas energías para convertirse en el canal de transmisión de la energía verde. La energía limpia almacenada en los edificios podrá ser redirigida y vendida por todo el mundo a través de un software instalado en nuestras casas igual al que ahora usamos para compartir y almacenar información en Internet. Por último, el quinto pilar se basa en el transporte verde. Podremos recargar nuestros coches eléctricos en cada esquina gracias a las pequeñas plantas de energía instaladas en los edificios”.
El País
El escritor no entiende por qué nuestro país no ha adoptado ya este nuevo modelo. Recuerda cuando fue asesor de Zapatero y le advirtió que “sin un plan de crecimiento España se hundiría más y más en el agujero”. A España se le ha agotado su modelo de producción y tiene que buscar otras formas de prosperar. Aunque para conseguir esto se tenga que acabar con el lobby energético, que invierte millones en proteger su estatus. Parece insultante que con las características climáticas que tiene España aún no se haya optado por las energías renovables. Este sector podría generar millones de trabajos dentro de nuestras fronteras.
Juan Carlos Meneses