El Gobierno ataca al Crowdfunding
• A partir de ahora los inversores podrán donar un máximo de 3.000€ por proyecto y 6.000€ por plataforma al año
La actual legislatura se está convirtiendo en una película de terror. Una gran mayoría de españoles esperamos atemorizados a que El Gobierno “legisle”, conscientes de que nuestros dirigentes son incapaces de entender la diferencia entre regular y prohibir.
El Gobierno ha decidido legislar sobre las plataformas de Crowdfunding, y de paso, hemos vuelto a recibir nosotros. En primer lugar ha exigido que dichas plataformas estén reguladas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), un hecho que se puede considerar razonable, ya que antes no estaban controladas por nadie.
Nuestra inquietud llega cuando observamos que las donaciones de los inversores se verán limitadas. Los mecenas ya no podrán decidir qué cantidad de dinero quieren aportar, incluso pueden verse incapacitados de dar apenas un euro a un proyecto en el que crean si éste pertenece a la misma plataforma a la que ya han donado 6.000€ ese mismo año. Esta decisión de prohibir una forma de solidaridad no tiene ningún sentido, ni ha sido explicada por el ministro De Guindos. A veces da la impresión de que molesta demasiado que alguien pueda empezar un gran proyecto desde la nada.
El procedimiento que sigue el Crowdfunding es claro: Alguien que no tiene dinero pero sí una buena idea y ganas de desarrollarla pide la colaboración de gente que por suerte sí tiene monedas para financiarlo. Esta regulación beneficia claramente a los grandes grupos empresariales, que siempre tendrán capital para realizar sus proyectos frente a los pequeños emprendedores, que verán minada su competitividad.
Recordemos que nuestra particular revolución nació en la plataforma Verkami, cuando un grupo de comunicadores que por la crisis ya no tenía trabajo creyó en que, con dos manos, y la ayuda de la gente, se podía hacer mucho. La solidaridad nos dio alas para hacer este proyecto y la misma solidaridad nos lleva a redactar este artículo, sintiendo que futuros emprendedores vean como les rompen las expectativas.